martes, 30 de junio de 2009

Juradó, Colombia- Nuestra entrada a América del Sur... La Divina Providencia.

Ya cruzamos a Colombia, estamos en Juradó, este es el primer pueblo de America del Sur, así que pidiendo permisito para avanzar a la estrella del mar, la Virgen del Carmen, la patrona de los pescadores... y esque llevamos ya varios dias en EL TAPON DE DARIEN, el eslabón faltante de la carretera panamericana que une de norte a sur el continente, la más densa selva donde no hay caminos por tierra, el lugar donde más agua cae del cielo en las américas ...

De San José deCosta Rica cruzamos en bus hacia Panamá city, un viaje de 15 horas en el que pasamos la frontera a las 6 de la mañana, para llegar a la moderna capital a eso de las 3 pm, nos recibe una amable promotora de hoteles con buenas opciones, preferimos tomar un bus urbano y adentrarnos a las calles de la famosa vía España, donde caminamos hasta encontrar un hotel donde tomar un descanso, la gente nos dice que sería una locura intentar pasar por tierra a Colombia por los riesgos que ello implicaría, nos insisten en que lo hagamos en avión o regresemos a nuestros países, es tiempo de decidir... las señales dicen que confiemos y vayamos a la selva con el corazón por delante, bien centrados en nuestra intención, creyendo en lo que estamos haciendo y entregarnos a las manos del Gran Espiritu y su Divina Providencia...
Aris es honesto y nos dice que prefiere hacerlo en avión o regresar, la desicion de ir por tierra le parece demasiado y dice no tener ya ningun proposito para continuar, nos invita una deliciosa cena que consistió en emparedados (¡Sí existe un lugar donde así llaman a los sandwiches!!), batidos, malteadas y helados, para despedirnos por el momento, nos vamos a dormir no sin antes compartir un rezo para agradecer todo lo vivido hasta este punto y donde Aris nos dice que estará rezando por nosotros como nunca antes lo ha hecho para que nos vaya bien en esa entrega, al día siguiente él toma un avión rumbo Cancún, donde toda la gente le espera con mucho amor... (Aris te echamos de menos, dónde está nuestro guruuuú?!!!!)

De Panamá city agarramos un bus que nos lleva hacia Darien, el último pueblo donde llega la carretera, donde pasamos una noche en una pensión, ya se siente la selva en los sonidos de la noche y en su vegetación, al dia siguiente hacia Puerto Kimba, donde una panga nos lleva hasta La Palma, un lugar precioso en la entrada de un rio, todo aqui se mueve en barco, en este pueblo y en todos los que siguen... En la Palma caminamos por su folklórica calle, platicamos con algunas personas y dormimos en la pension de Chico, quien se porta estupendo con nosotros, al dia siguiente vamos hasta Garachiné y de seguido, como una hora despues, hasta Playa muerto, comunidad indígena enverá donde el mismo capitán de la lancha nos ofrece pernoctar en su casa en espera de la siguiente panga que nos lleve hacia Puerto Piña lo cual sucede después de 4 días, de verdad fueron días increibles y muy especiales, bendiciones a él y su familia: Mónica su esposa, Luis, Romel,Benjamín y la princesita Mónica, siempre les llevaremos en el corazón.
así que después de esos 4 días sale una panga hacia Puerto Piña, el día esta lluvioso, ha llovido toda la noche, y a las 6 de la mañana continua cayendo agua con fuerza, aun así la panga sale con nosotros incluidos... esa experiencia fue algo que jamás olvidaremos... la emoción salía de lo más profundo, los cantos al mar se oían en nuestro interior, cada uno vivió lo suyo... Cuando llegamos ya no llovía, pero nuestra ropa, mochilas y sleepings estaban empapados igual que nosotros... así pasamos a registrarnos al puesto de la policía militar, algo a lo que uno se acostumbra en esta zona, fuimos por un cafecito y para variar Yrichen hizo de la fonda un tendedero, ahí estaba su ropa interior, sleeping, camisas, etc. tendidos dando la bienvenida a los comenzales, teníamos que esperar y no sabiamos cuánto, era domingo y lo mas probable era que alguien saliera en una lancha pero no sabíamos cuando... esperamos una hora y llegó una panga que iba para Jaqué, el último pueblo de Panamá antes de la frontera con Colombia ...
Después de pagar el viaje a Jaque, ya con muy poca plata en efectivo nos dicen que ahí tampoco hay banco, así que el mismo lanchero nos sugiere que preguntemos por el Padre Abdiel para pedirle posada, pues al contarle nuestra historia nos dice que caminamos con Dios, así que eso hacemos, vamos a buscar al Padre Abdiel, ponemos cara de angelitos y para nuestra sorpresa nos recibe con una cómoda habitación sin hacernos demasiadas preguntas, le decimos que porqué hace eso de recibir así a dos extraños, nos dice, YO CONFÍO, ya en la mesa por la noche nos dice que en realidad ya nos estaba esperando, pues la noche anterior habia soñado que le decian que limpiara su casa porque recibiría visitas, -'cuando los ví llegar supe que eran ustedes de quien Dios me había hablado...' Hasta los guardianes de los sueños luminosos nos brindan ayuda!... gracias a todos los que trabajan por hacer realidad este sueño, a TODOS!!
Gracias Padre Abdiel!! por sus eseñanzas, por su amor, por su sencillez, gracias por la dedicación que tiene en su trabajo que realiza con total entrega, por creer en los jóvenes, por compartirnos lo que es la escencia del alma, el potencial de ser, la acción de realizarse... gracias por recordarnos que Dios siempre encuentra la manera de protegernos, de ayudarnos a cumplir nuestros sueños, gracias por inspirarnos a seguir peregrinando de esta manera, esperamos vernos pronto!!
Estabamos disfrutando de una buena charla y el delicioso desayuno que el mismo padre Abdiel nos había preparado mientras aún dormíamos cuando se acercó un chico y nos dijo que había una panga que salía hacia Juradó, Colombia, asi que nos despedimos del padre con uno de esos abrazos que enlaza los corazones, nos dió su bendición y fuimos al muelle donde platicamos con el capitán de la lancha para pedirle que nos permitiera pagarle una vez llegando a Juradó y sacáramos efectivo, nos dice que tampoco en Juradó hay cajeros y lo que traemos ya no alcanza ni para pagar un pasaje, nos mira y nos dice, lo importante es que ustedes avancen, vámos! Llegando a Juradó nos registramos en el cuertel de la policía, disfrutamos una rica comida y nos encontramos con la sorpresa que ahí estaba el barco que saldría hacia Buenaventura, Colombia, nuestro anhelado destino! fuimos a hablar con la gente del barco para preguntar la hora de salida y pedir que nos permitieran viajar y pagar cuando llegáramos a Buenaventura, el contador de aquella vieja estructura metálica que parecía que en cualquier momento decidiría irse a descansar merecidamente al fondo del mar después de décadas de navegar y de la que numerosos hombres descargaban todo tipo de mercancías, desde alimentos hasta materiales de construcción nos dijo que no había problema de viajar con ellos y pagar después, así que vénganse dentro de tres días para zarpar... tres días?... tres días! -están de suerte!, a veces hay que esperar quince o veinte días o un mes!... tratando de digerir aquellas palabras y de resignarnos a esperar una vez más, pero ahora sin plata suficiente ni para hacer una comida al día, caminamos hasta encontrar una sombra bajo la cual descansar un poco y colgar ropa mojada, esto fué en el jardín frontal de casa de Walter, un amable y relajado hombre que nos permitió descansar ahí e incluso nos dijo que si deseábamos darnos un baño, lo podíamos hacer en su casa, así que descansamos y ya en el atardecer Caminamos al pueblo, alertas de encontrar un lugar donde pudiéramos pasar la noche, nos hicimos de unas galletas (aunque aún extrañamos las famosas Chocochokis!!!) y un litro de leche que terminó por aminorar nuestras reservas de plata al mínimo, fuimos a comerlas a la playa bajo una pequeña palapa, le preguntamos a una señora si estaba bien que usaramos ese lugar para cenar y nos dice que no hay problema, nos pregunta que dónde vamos a dormir y nos miramos uno al otro para responderle que buscaríamos un techo para usar nuestros sacos de dormir, se mete a su casa a hablar con su marido (Guillo) y éste sale a decirnos que podemos usar su taller de carpintería para resguardarnos de la lluvia, sólo debemos barrer el aserrín para hacer un espacio entre muebles tallados a mano, tablas y herramientas, ya cenando las galletas Rodolfo dice que la señora de la tienda nos había dado mal el cambio de nuestra compra regresándonos algo así como un dólar de más (2,000 pesos colombianos), así que fuimos a devolverle su dinero y nos pregunta dónde dormiríamos, en la carpintería, respondimos, a lo cual nos dice que no, que eso es peligroso porque no tiene puerta, mejor yo les presto una habitación aquí en mi casa... y aquí estamos, esperando a que el barco rumbo Buenaventura salga, estamos casi sin plata entregados a la Divina Providencia (como nos dijo el padre Abdiel que se llama a eso que nos provee de todo lo necesario siempre que caminamos con bien), que cada día nos sorprende con su entrega... Gracias Padre, Gracias Madre, Gracias Gran Espiritu de la Creación...

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